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Integrantes del grupo de Estudios para la Prehistoria del Noroeste Ibérico realizan el primer análisis detallado sobre el inventario del arte rupestre de Galicia

Posteriormente, analizaron los datos colectados por medio de herramientas de análisis espacial y estadístico. El trabajo publicado en la revista Trabajos de Prehistoria permite, en definitiva, conocer en detalle la enorme riqueza del arte rupestre gallego y -aunque resulta “muy probable que el número de petroglifos catalogados siga aumentando en las próximas décadas”- permite “colocarla ya a la par de otros grandes centros rupestres del continente”, añaden los autores del trabajo. La posibilidad de disponer de una relación completa de las estaciones rupestres “facilita la aplicación de técnicas estadísticas y análisis SIX con una mayor fiabilidad y resolución que en trabajos realizados en años previos” explica el catedrático Ramón Fábregas.

En la actualidad se conocen un total de 3.374 estaciones rupestres distribuidas por todo el territorio gallego. Si bien en el “cuadrante sudoeste de la comunidad se identifica una densidad mayor de petroglifos, estos se distribuyen por buena parte de la geografía del país”, añade el profesor Fábregas Valcarce. Dentro del conjunto de los petroglifos catalogados, los análisis evidencian un claro dominio de los grabados geométricos (cazoletas y combinaciones circulares) frente a los naturalistas (zoomorfos, armas...). Igualmente indican la importancia numérica de los motivos de época histórica (cruciformes, alfabetiformes,...), dejando claro que el grabado de las rocas presentes en los montes gallegos trascendió las barreras temporales de la Prehistoria para llegar prácticamente hasta nuestros días, explican los investigadores.

Los resultados obtenidos apuntan también la existencia de una gran heterogeneidad o variabilidad interna del fenómeno rupestre gallego que se manifiesta tanto en una distribución desigual de las rocas grabadas a lo largo del territorio gallego, como en la propia riqueza y complejidad de los motivos esculpidos e incluso respeto a su implantación en el paisaje. En opinión de los especialistas de la USC, esta heterogeneidad deja patente que el arte rupestre gallega es un fenómeno complejo en el seno del cual probablemente se acoge una importante variabilidad temporal y también espacial, con determinadas áreas del territorio gallego actuando como núcleos” de especial riqueza rupestre, “cada uno de ellos con idiosincrasia y características propias”.

El GEPN-AAT viene dedicándole al arte rupestre “un importante esfuerzo investigador desde la década final del siglo pasado”, afirma Ramón Fábregas. Sobre la temática el grupo ha publicado dos libros y multitud de trabajos en revistas científicas y congresos tanto nacionales como extranjeros.
R.